Por su impacto en el desarrollo motriz y cognitivo de los niños, la anemia es un problema de salud más grave de lo que parece. A largo plazo, puede limitar la formación de ciudadanos saludables y productivos para la sociedad.
Los recientes resultados de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) del 2022 reflejan esta preocupante realidad: 42.4 % de niños de 6 a 35 meses padecen de anemia en el Perú, lo que constituye un problema de salud pública para el país.
Y es que la anemia no solo se trata de una afección en la cual hay una cantidad insuficiente de glóbulos rojos para transportar oxígeno al cuerpo. En el caso de los menores de edad, esto significa que sus habilidades de lectura, memoria, razonamiento, entre otras más, como las habilidades finas y gruesas, pueden ser seriamente afectadas.
“Muchos estudios de investigación refieren que los daños causados por la anemia en un niño menor de 24 meses son irreversibles, dado que van a terminar afectando la capacidad intelectual durante el desempeño escolar y en la etapa adulta”, explica Karen Ramos, jefa del Programa de Salud Materno Infantil de Socios En Salud (SES).
La lactancia materna es fundamental durante los primeros 24 meses de vida del niño, ya que posee lactoferrina, proteína que favorece la absorción del hierro.
Factores a considerar
¿Por qué la anemia sigue siendo un problema en el Perú? Una de sus principales causas es la deficiencia de hierro, la cual se relaciona directamente con el desconocimiento por parte de muchos padres y cuidadores sobre cómo deben alimentar a sus hijos.
A esto se suma la negativa de muchos padres de tratar la anemia con suplementos de hierro por temor a sus efectos adversos, los cuales solo aparecen si no se respeta la dosis recomendada por el profesional de salud de acuerdo al peso del menor que requiere la suplementación.
“También existen otros factores, como la parasitosis o los diversos episodios de diarreas en niños por falta de acceso a agua potable”, precisa la licenciada Ramos.
En ese sentido, las comunidades más vulnerables del país son las más expuestas a que sus niños enfermen de anemia. Si bien no se trata de una afección exclusiva de sectores empobrecidos, las desigualdades sociales contribuyen a estas cifras críticas que recoge la ENDES 2022, que, como mencionamos al inicio, se trata de una problemática a largo plazo: sin niños con capacidades físicas e intelectuales acordes a su edad a causa de la anemia, la calidad de vida de estos y la de sus comunidades corren el riesgo de no salir del círculo de la pobreza que los aqueja.
Desde el proyecto de salud infantil, nuestras agentes comunitarias de salud brindan acompañamiento a los padres y cuidadores que tienen niños con anemia.
Acciones y nutrición saludable contra la anemia
Según la licenciada Ramos, hacer frente a esta problemática requiere la participación de diversos actores. Desde el lado de los padres y cuidadores está el compromiso de asistir regularmente a las atenciones de crecimiento, desarrollo y nutrición de sus niños para realizar un óptimo control del peso, talla y hemoglobina del menor.
“Este es el punto de partida para saber si el niño se encuentra saludable; otros signos de alarma están relacionados con la irritabilidad, palidez y falta de apetito”, explica la especialista.
En ese sentido, desde la comunidad, las agentes comunitarias de salud (ACS) cumplen un rol esencial en la educación y difusión de mensajes claves sobre la importancia de llevar a los niños de manera oportuna a sus controles de salud, así como de brindar acompañamiento a los padres y cuidadores en la correcta administración de suplementos, como el de hierro.
Desde el sistema de salud, la capacitación constante al personal médico para ayudar a los padres a resolver los efectos adversos de algunos suplementos, así como para brindar información actualizada y clara sobre cómo debe ser una alimentación saludable para menores es también un punto fundamental en este trabajo conjunto de múltiples actores contra la anemia.
Este acompañamiento permite monitorear el consumo de suplementos de hierro y también ayudar a saber si el niño está pasando por algún efecto adverso, para posteriormente ayudar a resolverlos.
Así, la diferencia puede empezar desde casa a través de alimentos ricos en hierro, que pueden ser servidos en una frecuencia de tres a cuatro veces a la semana, tales como:
- Hígado
- Sangrecita
- Bofe
- Pescados azules (y económicos) como el bonito o el jurel
- Carnes rojas
Otros alimentos ricos en hierro son las menestras, las cuales deben ser acompañadas con otros alimentos fuentes de vitamina C o betacarotenos (vitamina A), para mejorar la absorción del hierro.
Estas y otras acciones contribuirán a que los niveles de anemia infantil en el país, que venían disminuyendo desde 2018 hasta 2021, tiendan nuevamente a la baja. No obstante, es importante comprender que las brechas sociales se han ampliado como consecuencia de la pandemia de la COVID-19, la inestabilidad y crisis política peruana, y recientemente los efectos climáticos del Fenómeno del Niño, lo cual nos exige una respuesta inmediata.