María Elena: el valor de la salud mental durante el embarazo
Meses antes de dar a luz a su pequeño Abdiel, María Elena atravesó tiempos difíciles que la hundieron emocionalmente. Primero, había sido despedida de su trabajo cuando sus empleadores supieron que estaba embarazada; luego, tuvo que atravesar un proceso de separación de su entonces pareja.
Con un bebé en camino y dos pequeñas hijas, de 5 y 10 años, María Elena se sentía perdida. “No quería levantarme de la cama. Me sentía muy triste, sola, decaída”, recuerda.
María Elena y el equipo de SES se conocieron cuando ella tenía dos meses de gestación y estaba llevando sus controles prenatales en el Centro de Salud La Flor (Carabayllo), donde SES fortalece la salud materna y neonatal.
El momento fue el indicado.
María Elena recibió atención en salud mental, sesiones de psicoprofilaxis, consejería y monitoreo a través de los programas de Salud Materna y Salud Mental de SES, lo cual hizo posible que pudiera llevar su embarazo de la forma más saludable posible, superando incluso un cuadro de anemia.
El trabajo conjunto dio sus mejores frutos. Un 01 de febrero de 2022, María Elena recibía en brazos al pequeño Abdiel, que nació saludable y pesando 3.500 kilos.
“A diferencia de mis anteriores embarazos, esta vez demostré que a pesar de las adversidades que se presentaron en mi camino, nunca desmayé. Me caí y supe levantarme. Y demostré a todos que la mayor fuerza son mis hijos”, cuenta María Elena, emocionada.
Conoce su historia completa aquíVicitación y José: orgullo de madre
Ni Batman ni Superman. Cuando José Quispe piensa en héroes, él menciona a Vicitación Quincho, su madre y heroína favorita. “Me alegra y me siento muy orgulloso por mi mamá porque ella trabaja por los demás sin recibir nada a cambio”, cuenta José.
En lo alto del centro poblado de Pumanota, en Cusco, Vicitación recorre largas distancias, a veces a pie y otras a caballo, velando por el bienestar y la promoción de prácticas saludables en su comunidad, en su rol de agente comunitaria de salud de SES.
Debido a que ha tenido que trabajar incansablemente desde los 24 años, Vicitación nunca pudo acceder a una educación formal, pero se las ingenió para aprender a leer y escribir con los recortes o envolturas de papel que a veces recogía de la basura.
Es por eso que ella sabe mejor que nadie el valor de la educación.
Cuando se enteró de la Beca SES de Excelencia Académica, un reconocimiento de Socios En Salud (a través de su Centro de Salud Global en coordinación con la Dirección de Promoción de la Salud del Minsa) en retribución a la ardua labor que cumplen las agentes comunitarias, no lo pensó dos veces.
Tras postular su hijo a la beca, José, que desde pequeño siempre ha disfrutado los temas relacionados al estudio de la tierra, resultó ganador para seguir la carrera de Topografía y Geodesia en el instituto ITEP de Arequipa.
“Yo quiero otra vida para él, verle todo un caballero, un profesional, un hombre hecho y derecho con su título en la mano, eso sería lo mejor que mi hijo me podría dar”, dice con alegría Vicitación.
Mira su historia completa aquíAyde: la lucha contra la tuberculosis en el embarazo
Ayde tenía tres meses de embarazo cuando le diagnosticaron tuberculosis (TB). Era 1998 y el Perú luchaba contra los casos más agresivos de la enfermedad; dos años antes, en 1996, SES había llegado al país para iniciar el tratamiento exitoso del primer grupo de pacientes con TB MDR.
Fue en ese contexto que los caminos de Ayde y SES se cruzaron a tiempo.
Gracias a su hermana, quien la puso en contacto con SES, Ayde inició un tratamiento largo pero imprescindible para vencer la tuberculosis. No fue sencillo. “Tomaba 17 pastillas [al día] y además tenía que recibir una ampolla diaria”, recuerda Ayde sobre esos días.
Sin embargo, no estuvo sola. Durante más de un año, María Morales, agente comunitaria de SES, velo por su tratamiento y recuperación, así como también Julia y Anica, enfermeras voluntarias que habían viajado desde Estados Unidos para sumarse a la lucha de SES contra la TB.
“Doy gracias a Dios y a SES por aconsejarme para salir adelante, a la señora María, que se sentaba conmigo y me hacía tomar las pastillas para que no las escondiera, y a las señoritas Anica y Julia, que me decían que debía tener fuerza por mi hijito que estaba por nacer”, explica.
Pese a que temió por su embarazo, Ayde dio a luz a un bebé saludable que hoy, 24 años después, ha podido graduarse de la carrera de ingeniería industrial gracias a los esfuerzos incansables de su madre.
Descubre su historia completa aquíCasos como el de Ayde, Vicitación o María Elena nos confirman que para una madre no existen imposibles cuando el motor y la fuerza que las guían son sus hijos. ¡Feliz día, mamá!