La primera vez que Alexia (26) conoció Lima se decepcionó. No le gustó el clima, y por su cabeza incluso pasó la idea de regresar a Pucallpa, donde vivía antes de mudarse a Lima hace ya cuatro años.
“Lo que más extrañaba era hacer plata [dice entre risas], el frío no me dejaba trabajar”, recuerda sobre esos primeros días en los que tenía que trabajar en las calles hasta con dos casacas para resistir el invierno limeño, al cual recién se estaba acostumbrando.
En Perú, la Defensoría del Pueblo estima que alrededor del 62.2 % de mujeres transgénero se dedican al trabajo sexual debido a la falta de empleo.
Alexia es una de ellas.
Es trabajadora sexual desde los 11 años, cuando todavía vivía en su natal Iquitos. Allí sus días transcurrieron entre un hogar que no la aceptó y un albergue para niños y adolescentes del cual tuvo que escapar por motivos de seguridad. Todo eso sucedió antes de llegar a Pucallpa a los 15 años, donde empezó a ingerir hormonas anticonceptivas para iniciar su proceso de feminización debido a la falta de acceso a una terapia hormonal adecuada.
“Prácticamente me he criado sola”, recalca con energía.
La discriminación y violencia sistemática contra las mujeres transgénero no solo se refleja en las escasas oportunidades de empleo formal o en ser expulsadas a temprana edad de sus hogares, sino también en el limitado acceso a servicios de salud básicos. Muchas de ellas viven sin saber que son portadoras de ITS u otras enfermedades.
Alexia también es una de ellas. Antes de conocer a Socios En Salud (SES), no sabía que vivía con VIH y tuberculosis.
Alexia nunca había pasado por una prueba de VIH o tuberculosis hasta que conoció a Socios En Salud. Foto de Jose Diaz / PIH
Enfrentando la realidad
Entre julio de 2022 y marzo de 2023, el equipo de JunTrans (una intervención comunitaria del Programa de VIH de SES) logró tamizar a más de 400 mujeres transgénero para la detección oportuna y gratuita de ITS, tuberculosis y trastornos de salud mental, a través de brigadas móviles urbanas y campañas en casas para mujeres trans en toda Lima Metropolitana.
Uno de los pasos más importantes era vincular a las mujeres trans con resultado positivo a VIH con los Centros de Referencia de Infecciones de Transmisión Sexual y VIH/SIDA (CERITSS) para iniciar el tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA); en el caso de las participantes con tuberculosis (TB), la vinculación se realizaba con centros de salud de sus jurisdicciones para llevar el tratamiento anti-TB.
Todas estas acciones eran complementadas con atenciones en salud mental y apoyo socioeconómico, componentes que también forman parte de la atención integral de JunTrans.
Carla Rodríguez, coordinadora de JunTrans, reconoce que, por más que deseen el bienestar de todas las participantes, primero deben respetar sus espacios y ritmos a la hora de asimilar noticias como un resultado positivo a VIH.
“Nosotros podemos querer muchas cosas, pero no podemos invadir a la persona”, precisa.
En diciembre de 2022, Alexia recibió un diagnóstico gratuito de JunTrans y se enteró de que era portadora de VIH y tuberculosis. Describe la sensación como haber recibido un baldazo de agua fría.
“No tenía ganas de trabajar, les tenía asco a los hombres, cólera”, confiesa sobre el remolino de sentimientos que la invadieron tras recibir la noticia.
A través del acompañamiento psicológico por parte del equipo de JunTrans, llegó el día en que, tras asimilar su condición, Alexia aceptó iniciar su tratamiento para el VIH y tuberculosis.
“No soy la única persona en este mundo que lo tiene -comenta Alexia sobre el VIH-, ¿por qué voy a estar llorando o deprimiéndome?”.
Alexia (izquierda) y Carla Rodríguez (coordinadora de JunTrans) se conocieron en diciembre de 2022 durante una campaña de salud de JunTrans. Foto de Jose Diaz / PIH
JunTrans por la salud
Alexia se considera una chica romántica. Le gustan las baladas que hablan del amor y en el cuarto en el que vive en el Centro de Lima los peluches en forma de corazón están por todos lados.
Ella cuenta que el anterior cuarto que alquilaba, ubicado dentro de la misma casa donde ahora vive, era más grande y con el espacio perfecto para tener todas las muñecas y peluches que quería.
“Me dolió vender muchas cosas», confiesa.
En febrero de este año, una ola de crímenes contra mujeres transgénero asoló el Centro de Lima. Chicas que Alexia conocía, e incluso beneficiarias de JunTrans, fueron asesinadas por una mafia organizada que empezó a cobrar cupos a mujeres trans por trabajar en las calles.
Alexia se refugió unas semanas en Huánuco y por eso tuvo que dejar el cuarto grande donde antes vivía.
Factores de esta clase producen un doble riesgo en las mujeres trans: no solo su integridad corre peligro, sino también su adherencia a tratamientos para mejorar su salud, los cuales a veces abandonan en su huida hacia zonas más seguras.
“Me gusta estar sola, pensar las cosas, estar tranquila. Esa es mi forma de ser”, comenta Alexia. Foto de Jose Diaz / PIH
Ahora Alexia se encuentra estable de salud, siguiendo al pie de la letra su tratamiento antirretroviral y retomando su tratamiento contra la tuberculosis.
JunTrans iniciará una nueva intervención en los próximos meses, en la cual incluirán soporte en el proceso de la terapia hormonal de feminización. Según Carla Rodríguez, esto forma parte del empoderamiento de las mujeres trans, y ayudará a que participantes como Alexia lleven tratamientos hormonales adecuados, bajo evaluación médica constante y exámenes de laboratorio.
Mientras tanto, JunTrans la está apoyando a tramitar su DNI. Alexia nunca ha tenido uno y su sola posibilidad es algo que la emociona.
“Si Dios quiere, me voy para otro país… Italia o París”, dice, alegre, sobre los planes que ha soñado y que quiere cumplir después de obtener su DNI.
Por no tener DNI, Alexia nunca había podido acceder a un servicio salud hasta que conoció a Socios En Salud. Por eso comenta que actualmente se encuentra tranquila consigo misma, con la certeza de que la salud abrirá nuevas puertas en su camino.
“Estoy en una etapa bonita de mi vida, no soy la Alexia de antes”.