Organismos internacionales como Unicef y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) han destacado la relevancia de la paternidad responsable (también llamada paternidad activa) en el desarrollo infantil.
Por su definición, la paternidad responsable implica la participación activa del padre en la crianza de sus hijos y las tareas de cuidado del hogar. Este enfoque proponer romper con la idea del rol exclusivamente proveedor del hombre, el cual ha producido una distribución desigual de las tareas del hogar y figuras paternas ausentes durante la crianza y educación de sus hijos.
En sociedades como la peruana, donde el machismo y los estereotipos de género todavía persisten en gran medida, enfoques como el que propone la paternidad responsable resultan claves para la construcción de hogares y niños saludables, lo cual se vuelve más relevante a puertas de conmemorar el Día del Niño (tercer domingo de agosto).
Las desigualdades en los roles de crianza se agravan cuando el niño comienza la educación preescolar, lo que a menudo conduce a que los padres se desentiendan de sus hijos.
Según ENARES, el 52.7 % de peruanos todavía cree que la mujer debe cumplir su rol de madre y esposa en primer lugar antes que sus propios sueños. Esta realidad debe cambiar.
Con excepción de la lactancia materna, los hombres pueden involucrarse en igual medida que las mujeres en la crianza de sus hijos. Esto implica estar presentes física y emocionalmente, brindarles apoyo, guía y educación, así como tomar decisiones que promuevan su bienestar y desarrollo saludable.
De acuerdo con especialistas, las figuras paternas ausentes pueden condicionar el desarrollo socioemocional de los hijos, lo cual se traduce en un impacto sobre áreas como la personalidad, la resolución de conflictos, y la forma en que los más pequeños construirán vínculos a futuro.
Las sesiones de CASITA tienen como objetivo no solo promover el cuidado del desarrollo infantil temprano, sino también fortalecer las habilidades e interacciones equitativas entre los cuidadores y el niño durante su crianza.
En ese sentido, algunos de los aportes fundamentales de la paternidad responsable, tanto para los padres como para los hijos, son:
- Fomenta vínculos afectivos: La paternidad responsable fortalece los lazos emocionales y establece una conexión profunda entre padres e hijos. Esto brinda a los niños una sensación de seguridad, apoyo, y un amor incondicional que perdura.
- Promoción de un desarrollo saludable: Los padres responsables se preocupan por el bienestar y el desarrollo integral de sus hijos. Proporcionan una crianza estructurada, establecen límites apropiados y crean un entorno propicio para el crecimiento emocional, cognitivo y físico de los niños.
- Modelos de conducta positivos: Los padres responsables se convierten en modelos positivos a seguir para sus hijos. Cuando promueven roles equitativos en el hogar y rechazan cualquier tipo de violencia también contribuyen a que las niñas y niños crezcan con nociones más claras sobre la igualdad de género, lejos del machismo. Su presencia activa en la vida de los niños les muestra cómo ser personas responsables, comprometidas y respetuosas en sus relaciones y en la sociedad.
- Impacto en la sociedad: La paternidad responsable contribuye al bienestar y al desarrollo positivo de la sociedad en su conjunto. Los niños criados por padres responsables tienen más probabilidades de convertirse en adultos equilibrados, resilientes y comprometidos con su comunidad, generando un impacto social duradero.
Así, la paternidad responsable crea un ambiente de crianza lleno de amor y estabilidad, promoviendo el desarrollo saludable y el bienestar emocional de los hijos, al mismo tiempo que genera un impacto positivo para la sociedad.
La implementación de una paternidad responsable es crucial para construir una sociedad inclusiva y equitativa, promoviendo la igualdad de género, el desarrollo integral de los hijos y la corresponsabilidad familiar.