Luz es natural de Loreto, lugar ubicado en la zona nororiental de Perú. En la actualidad, vive en Carabayllo y tiene cuatro hijos, Amos -el menor de ellos- fue diagnosticado con riesgo en su desarrollo y ella con depresión mayor leve, por lo que el programa de Desarrollo Infantil (CASITA) fue en busca de madre e hijo para invitarlos a participar de esta estrategia.
Al iniciar las sesiones, ella era una persona muy callada y bastante tímida, conforme pasaban los días, el personal de Socios En Salud se percató que Luz había dejado de asistir, por lo que se dirigieron a su casa.
“Yo era bastante tímida y no me atrevía a contar lo que me estaba pasando, cuando llegaron a mi casa solo les dije que dejé de ir a las sesiones porque me sentía enferma. Otro día, al finalizar una sesión nos preguntaron a cada mamá que problemas teníamos y pude compartir lo que me pasaba, les dije que tengo cáncer de tiroides”, dijo la madre de 29 años que fue operada, pero no regresó al centro de salud para seguir un tratamiento.
[caption id=»attachment_1526» align=»aligncenter» width=»1024»] Amos, hijo de Luz[/caption]
Luz imaginaba que al día siguiente recibiría la visita del equipo de Socios En Salud, liderado por un médico.
“Yo no sabía que decir, no imaginé que aparecerían en mi casa. El médico llegó y de inmediato me pidió mis documentos y análisis, se preocupó mucho porque yo no iba al hospital. Mi esposo se rehusaba a que sea atendida, yo recibía las visitas a escondidas”, mencionó.
Un día el médico de Socios En Salud conversó con el esposo de Luz sobre la importancia de que ella recibiera atención inmediata, él comprendió la gravedad del estado de salud de su esposa y accedió a las visitas domiciliarias.
“Desde ese momento mi esposo estuvo más pendiente de mi salud, con lo que aún vengo luchando es con la atención psicológica, él me dice que no estoy loca para recibir a una psicóloga en casa. Aún recibo la ayuda a pesar de que mi esposo no está de acuerdo”, continuó.
Enterarse que tenía cáncer de tiroides y ver que su esposo no le prestaba atención, hicieron que Luz fuera diagnosticada con depresión mayor leve. Ella contó que no podía controlar sus impulsos y se desfogaba con sus hijos, incluso llegaba a maltratarlos.
“En el aspecto psicológico me ayudaron mucho, yo era violenta con mis hijos, pero en CASITA aprendí a controlarme. Estaba bastante deprimida y es que mi esposo no me comprendía, decía que fingía mi enfermedad, para evitar discusiones con él me quedaba callada, pero cuando se iba me desquitaba con mis hijos. Gracias a Dios lo he superado, a veces me altero pero ya puedo lidiar mejor y controlar mis impulsos”, explicó Luz.
En el caso de su pequeño hijo, quien fue diagnosticado con riesgo en su desarrollo, Luz mencionó que antes de entrar a CASITA no sabía ni gatear, ahora él ha logrado mejorar sus habilidades. Ella también aprendió a jugar con su niño y realizar dinámicas educativas.
A estos problemas, se sumó el factor económico, y es que la familia podía estar hasta dos días sin comer. Ante esta situación, el proyecto de Desarrollo Infantil, le brindó apoyo social para que amplíe el negocio de productos de limpieza que tenía, generando seguridad en la familia, mejoría en su niño e independencia económica.