Socios En Salud y LG Perú inauguran olla común para beneficiar a familias en Carabayllo

La nueva olla común en la localidad de Río Seco, implementada con tanques de agua y un panel solar, brindará alimentos y mejores condiciones a más de 70 personas de la comunidad.

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Mié, Ago 13 2025

En la parte alta de Río Seco, en Carabayllo, la olla común «OSB 4 de diciembre» luce hoy irreconocible. Tras ganar el premio LG Ambassador Challenge, Socios En Salud (SES) culminó con ejecutar un nuevo espacio que cuenta ahora con un módulo totalmente equipado, dos tanques de agua y un sistema de paneles solares que mejorarán la salubridad y el abastecimiento de alimentos para 75 personas —unas 35 familias—, incluidas aquellas en situación de vulnerabilidad.

Es como un giro total que ha dado. Lo que antes estábamos con nuestra ollita precaria, hoy tenemos una olla que realmente nos va a apoyar tanto en salubridad como en las atenciones, al contar con tantos implementos que nos han dado: el módulo, la refrigeradora, el horno, la licuadora… Antes no teníamos licuadora, teníamos que estar con batán. Es realmente un impacto grande”, cuenta Janeth Ninahuanca, presidenta de la olla común.

Una de las necesidades más urgentes era el acceso a electricidad. “Antes contábamos con energía provisional, y el pago era demasiado alto. Ahora, con los paneles solares, vamos a ahorrar entre 200 y 250 soles al mes, lo que nos permitirá apoyar a nuestras socias en urgencias de salud”, explica Ninahuanca. El abastecimiento de agua también era un reto: “Aquí en Río Seco, cuando se va la luz, no hay señal y no podemos ubicar al aguatero. Si no llega, no cocinamos. Ahora, con estos tanques grandes, podremos contar siempre con agua”.

Olla común Carabayllo_Inauguración

Así luce la nueva olla común «4 de diciembre», ubicada en la localidad Río Seco, Carabayllo, que alimenta alrededor de 35 familias todos los días.

Foto de Julio López / SES

Ollas comunes: la urgencia que persiste tras la pandemia 

Durante los días más duros de la pandemia de COVID-19, fueron las ollas comunes las que evitaron que miles de familias pasaran hambre. En Carabayllo, más de 130 de estas organizaciones comunitarias –lideradas casi siempre por mujeres– alimentaron a sus barrios sin descanso, gestionando donaciones, cocinando en plena calle y enfrentando sin recursos al desempleo masivo. Hoy, aunque el virus ya no domina los titulares, la necesidad sigue ahí. La precariedad no se ha ido. 

Genaro Anco, jefe del Programa de Protección Social (PPS) de SES, conoce esta realidad de cerca. “Las ollas comunes son autogestionadas, no tienen un capital como los restaurantes. Viven del día a día. Si preguntas, te dirán que no comen carne como nosotros. La calidad nutricional es bajísima, y el costo del agua y el gas las golpea todos los días”, afirma. 

Además de la falta de alimentos, los problemas de infraestructura son constantes. El agua no llega directamente: se deposita en zonas bajas y se sube en baldes o mangueras con motores hasta los locales. La luz eléctrica se comparte desde un solo medidor para todo el barrio. La falta de refrigeración adecuada hace que muchos alimentos se pierdan, generando riesgos sanitarios, sobre todo en niños y personas mayores. 

Janeth Ninahuanca_Olla común Carabayllo_SES y LG

Janeth Ninahuanca, presidenta de la olla común «4 de diciembre», sirve seco de pato, frijoles y arroz para celebrar la inauguración de un espacio que le permitirá a su comunidad tener una mejor calidad de vida.

Foto de Julio López / SES

Ante este panorama, la propuesta de SES fue clara: no se trata solo de donar equipos, sino de transformar el modo en que estas ollas operan. Para eso, propusieron una solución integrada que reduzca los costos de energía y mejore la calidad de los alimentos. 

El proyecto –denominado “100 días de felicidad” por LG– incluyó la instalación de paneles solares que proporcionen energía continua y gratuita a la olla común. Esto permite el funcionamiento eficiente de una refrigeradora con congeladora, una licuadora industrial y otros equipos necesarios para conservar y preparar alimentos de manera segura. También se instalaron dos nuevos tanques de agua con mayor capacidad y se mejoró la infraestructura del local para ofrecer un espacio digno, con techo y sillas, donde las familias puedan comer. 

«Hemos implementado más capacidad de agua. Antes tenían capacidad de 1,200 litros por semana y ahora implementamos una de 5,000 litros semanal. Eso es una diferencia. Aquí la clave para nosotros ha sido el acompañamiento», indica Anco.

Olla común de Río Seco_Paneles solares_Carabayllo_SES LG

El sistema de paneles solares instalado en la olla común «4 de diciembre» permite que tengan luz eléctrica continua y gratuita. Así, ahorran más de 200 soles mensuales que podrán destinar a ahorros o para cubrir alguna urgencia.

Foto de Julio López / SES

Un compromiso real por el cambio sostenible 

Para LG Perú, este tipo de alianzas resulta esencial para llevar adelante su mensaje de «la vida es buena». “Este proyecto tiene cuatro años en Perú, aunque LG Ambassador Challenge se realiza a nivel global en países de África, por ejemplo”, explica Laura Soplín, subgerente de brand marketing en LG Perú. “Este año elegimos a Socios En Salud porque vimos que su propuesta era sostenible en el tiempo y que la comunidad estaba organizada, con una presidenta y funciones claras. Eso garantiza que el cambio perdure”. 

Soplín destaca que el levantamiento de necesidades fue clave. “Vimos que el agua no llega de forma continua, que se necesita almacenar mejor. También que la electricidad es limitada y cara. Por eso incluimos los paneles solares y los electrodomésticos LG adaptados. Nuestra filosofía es que la vida es buena, y creemos que puede serlo también para las personas más vulnerables”. 

Olla común Carabayllo_Inauguración_SES LG

La alianza entre empresa privada, organización social y comunidad ha sido clave para transformar la realidad de esta olla común en Río Seco.

Foto de Julio López / SES

Con la olla común ya inaugurada, Janeth Ninahuanca destaca que muchas ollas comunes en las zonas altas de Carabayllo enfrentan las mismas dificultades que las suyas. Por eso, hace un llamado: «Invito a las empresas privadas y a las instituciones a sumarse a este proyecto que vienen haciendo Socios En Salud y LG”.

La alegría en la comunidad es palpable. “Ya mis vecinos no quieren irse a su casa, quieren quedarse en la ollita (ríe). Antes lavábamos agachadas, encogidas, y ahora contamos con instalaciones dignas”, comenta la presidenta de la olla común.

Con esta implementación, la olla común «OSB 4 de diciembre» se convierte en un ejemplo de cómo la colaboración entre comunidad, ONG y empresa privada puede transformar realidades y mejorar la calidad de vida en zonas donde la carencia de servicios básicos es una barrera diaria.


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