El modelo de atención comunitaria de Socios En Salud busca fortalecer el sistema de salud a través de actividades que lleven atención médica oportuna, equitativa y de calidad a las comunidades más vulnerables. Gracias a diversas alianzas, acercamos a las personas a los establecimientos de salud y las acompañamos durante su tratamiento.
Prueba de ello es el proyecto Many Voices, del Programa Salud Mental (SAME), en el que a través de estrategias comunitarias dirigidas al acompañamiento y la rehabilitación de personas viviendo con esquizofrenia (PVE), se logró que el 99% de los beneficiarios consigan una mayor adherencia al tratamiento.
En 2019, esta iniciativa inició sus intervenciones con el Centro de Salud Mental Comunitario (CSMC) Carabayllo. Más adelante, nuestro modelo comunitario de atención se expandió a otros establecimientos similares para fortalecer las actividades que el Ministerio de Salud realiza a través del Programa de Continuidad de Cuidados y Rehabilitación.
“Actualmente, son 307 personas viviendo con esquizofrenia las que están en seguimiento (por parte de las agentes comunitarias del proyecto), de las cuales 306 son adherentes al tratamiento”, afirma Milagros Tapia, coordinadora de Many Voices.
Evaluación y seguimiento, puntos clave en el modelo
¿Cómo saber que una persona con esquizofrenia se adhiere al tratamiento? Antes del inicio de la intervención de Many Voices, el beneficiario pasa por una prueba de “cuatro preguntas de opción dicotómica” en el centro de salud Mental comunitaria que le corresponde, según explica Tapia. Dichos exámenes permitirán medir la “adherencia” más adelante.
Tras la evaluación, el proyecto asigna agentes comunitarios previamente capacitados para que realicen un seguimiento a cada persona. “Verifican si toman sus medicamentos, o si dejaron de consumirlos por alguna razón”, afirma Tapia. Esta información es registrada en una ficha, donde también se consignan “otras dificultades” si las hubiese.
Así, cada agente comunitaria visita los hogares de las personas que viven con esquizofrenia dos veces por semana. A su labor de vigilancia se suma la pedagógica y de orientación, ya que brindan educación en salud mental (en caso lo ameriten) y vinculan a los beneficiarios o a sus cuidadores con el establecimiento de salud si presentan alguna comorbilidad.
Asimismo, apoyan a las familias de las personas con esquizofrenia en la gestión de documentos para la obtención del Documento Nacional de Identidad (DNI) o la inscripción al Sistema Integral de Salud (SIS). “Nosotros no trabajamos solos, sino de la mano con el Programa de Protección Social de Socios En Salud”, destaca Tapia.
Un modelo que hace la diferencia
Alberto Gamarra (43) es una de las personas viviendo con esquizofrenia que pertenece a Many Voices. Su madre, Milka Asís, afirma que el modelo de acompañamiento comunitario ha sido importante para que su hijo “pueda socializar”.
Pese a su carácter “amiguero”, el estigma y la discriminación contra su condición mental no le permitían estrechar lazos de amistad con otras personas. Pero Asís asegura que su encuentro con personas afines a él le ha despertado el interés por “tener amistades”.
Una reacción semejante encuentra Dionila Jiménez en su mamá, Agustina Dionila (64). Para ella, el acompañamiento “ha sido necesario e indispensable”. “Ahora que (mi mamá) ha estado siguiendo su tratamiento, ha conocido personas y se ha podido desenvolver más”, dice.
“Este proyecto ha sido bueno, y es bueno, y espero que continúe”, señala por su parte Julio, quien cuida a su madre, beneficiaria de Many Voices. “Las actividades la mantienen activa, yendo a su grupo a socializar con talleres, terapia y tomando su medicamento”, agrega.
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